Envío de Waldo Ansaldi (para adhesiones)


Queridas amigas, queridos amigos, colegas:
Colegas chilenos están requiriendo el apoyo solidario de todos nosotros en favor de la educación pública de calidad y gratuita en su país. Les adjunto el documento.
Ya he firmado y espero que ustedes también lo hagan. La convocatoria está formulada desde el campo de los historiadores, pero se me ha hecho saber que pueden adherir colegas de otras disciplinas (lo cual me parece lo más conveniente).
Quienes quieran sumarse a esta acción solidaria deben dirigirse a la profesora Azun Candina (
acandina@uchile.cl) indicando nombre, institución y dirección electrónica. Ella se encargará de consolidar y actualizar periódicamente la lista.
Muchas gracias. Un abrazo,
Waldo Ansaldi
Dr. Waldo Ansaldi
UBA y CONICET
waldoansaldi@gmail.com

Solicitada:

HISTORIADORES POR LA EDUCACIÓN PÚBLICA EN CHILE

Los países que han alcanzado el desarrollo, desde fines del siglo XIX han confiado la Educación al Estado y no al Mercado. En estos países, ha sido el Estado el que ha fijado los objetivos educacionales a largo plazo y el que ha defendido la equidad en el sistema, además de controlar y administrar directamente la mayor parte del mismo, permitiendo la libertad de enseñanza y que la iniciativa privada cumpliera un rol complementario.
Durante el siglo XX, el Estado chileno también asumió este compromiso y lo hizo de forma creciente, destinando los recursos materiales y humanos necesarios para que cada vez más personas fueran alfabetizadas, más tarde escolarizadas y, por último, se convirtieran en profesionales comprometidos con el desarrollo del país. Este proyecto histórico fue demolido por la Dictadura militar (1973-1990) que delegó en un mercado —casi totalmente desregulado— la administración de la Educación, reduciendo el rol del Estado a una función subsidiaria. Este modelo pauperizó e impidió el crecimiento de las universidades estatales o de vocación pública y favoreció la expansión y los beneficios de los empresarios del rubro educacional, obligando a la mayor parte de los estudiantes a endeudarse a cambio de una formación de dudosa calidad.
A pesar de las reformas introducidas entre 1990 y 2009, el modelo educacional heredado de la Dictadura ha perdurado. Padecemos un sistema injusto y desigual, visible en los sistemas de acceso, en los niveles de calidad y en las formas de financiamiento. Hoy esta situación se ha tornado insostenible para el conjunto de la sociedad. Los estudiantes, profesores, académicos y rectores universitarios sólo han sido los portavoces de un movimiento ciudadano que, desde hace varios meses, exige al actual gobierno cambios profundos en la educación chilena.
Ante esta situación, historiadores chilenos y de otras nacionalidades, convencidos del valor que la Educación Pública, gratuita y de calidad tiene como medio para reducir la desigualdad, promover la ciudadanía y construir un modelo de desarrollo cabal, deseamos expresar nuestro apoyo a este movimiento y sus acciones. Como historiadores, podemos reconocer en estos acontecimientos un proceso histórico portador de los cambios que la sociedad chilena necesita.

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