"El caballero oscuro lo tiene muy claro", por Juan Francisco Ferré

Christopher Nolan es el especialista supremo en un género quizá no tan nuevo como parece que se podría denominar “blockbuster de la mente”, ya que la mente del espectador y no solo la de sus personajes es el escenario principal de sus conflictos. En esta última entrega de su factoría intelectual e ideológica de producir falsa conciencia en la mente del espectador se concitan tantos temas e ideas, resueltos siempre del modo más previsible, que no me puedo resistir a un esbozo de análisis que quizá, en un futuro cercano, merezca un ensayo más detenido y pensado. En cualquier caso, tras el primer visionado de ese enfático artefacto titulado en español El caballero oscuro: la leyenda renace (en adelante: TDKR [The Dark Knight Rises]), mi primera pregunta sería esta: ¿han leído a Žižek los hermanos Nolan antes de ponerse a redactar el guión? ¿Es esta película una respuesta desafiante y provocativa a su pensamiento provocativo y desafiante referido a la posibilidad actual de una revolución expuesto sin ambages en sus tratados recientes En defensa de las causas perdidas y Viviendo el fin de los tiempos? Lo hayan leído o no (mi respuesta sería la misma, más bien superficialmente o mal, que en el caso de los Wachowski con Baudrillard en Matrix o, ya puestos, en el de Malick con Heidegger en El árbol de la vida) lo importante es que el filtro intelectual de Žižek permite desnudar las intenciones y pretensiones de esta ambigua película de Nolan. En las tramposas manos de Nolan, el blockbuster se convierte en ese hipergénero fascinante, posmoderno en la hibridación formal y reaccionario en lo sustancial, que captura con estilo ampuloso las inquietudes estéticas y los deseos de cambio, las ideas críticas y los anhelos de novedad del espectador y, mediante su catarsis espectacular, con el socorro atrayente de los efectos especiales y las hiperbólicas escenas de acción, las invierte en reafirmación política del orden establecido, los valores dominantes y la mentalidad convencional. En este sentido, TDKR representa una cima de su arte manipulador y efectista.


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