"La marca del jugador del pueblo", por Natalia Gelós

Apache. En busca de Carlos Tevez, de Sonia Budassi. Tamarisco, Buenos Aires, 2010. 80 páginas.

Carlos Tevez es escurridizo. Ése, a quien la hinchada siente tan cerca, es en realidad un personaje difícil de desentrañar. Sonia Budassi se propone una cacería: la de aquel a quien describe como una mezcla de “pony coqueto y hábil, y de veloz caballo percherón”. Transforma la falta en fortaleza en su crónica periodística y de esa figura esquiva, que sólo se hace presente a través del relato de amigos, de testimonios en entrevistas televisivas y de encuentros fortuitos en las salidas de hoteles o de los entrenamientos, la autora logra armar un retrato ya no sólo de Tevez, figura popular que a todos encandila con su mística de “jugador del pueblo”. Consigue esbozar, además, un retrato del detrás de escena del mundo de la selección nacional y teje la intriga a través de la búsqueda periodística de una mujer –ella misma– en un mundo donde la testosterona atiborra el ambiente.
No es casual el título del libro. Su guiño a En busca de J. D. Salinger, de Ian Hamilton (Mondadori, 1988), es ineludible. Como en la obra que retrata la vida del obstinado invisible de la literatura norteamericana, aquí, en Apache, Budassi se las ingenia para merodear el círculo de Tevez, que aparece a lo largo de la crónica como un fantasma, como esa imagen que aparece y se desarma, que se muestra y se desvanece con el viento –o con las órdenes de su representante–. El libro es una ráfaga en la vida del jugador. Es la persecución de un año y la crónica de esos días. La periodista y escritora bahiense se reúne con los miembros de Piolavago, la banda de cumbia y reguetón que él formó junto a sus amigos. Visita su barrio. Presencia entrenamientos. Y observa. El mayor logro de la autora es la descripción de ambientes del periodismo deportivo, del afán por el testimonio exclusivo, de la lucha de cuerpos que se entabla por ubicar el grabador a milímetros de la boca de algún jugador con las piernas de oro. Recurre a la primera persona y convierte la búsqueda en una carrera contra el tiempo.
“La aventura podría continuar”, advierte Budassi al inicio de su libro. Es cierto, no logra completar el retrato del verdadero Carlos Tevez. Todo lo que asoma es la cara más conocida del Apache, pero ella se las ingenia para cuestionar esa imagen, para alumbrar las costuras más finas y poner en duda esa supuesta espontaneidad con la que se etiqueta al muchacho de Fuerte Apache. No habla la autora de falsedades, pero evidencia las estrategias de diseño de un personaje que el más hábil de los guionistas desearía confeccionar. Recupera esas frases reiteradas hasta el hartazgo en la televisión y en los diarios, revisa las imágenes que se repiten en fotos y videos, y a cada uno de esos momentos les aporta su mirada para sacudirles el polvo de la reproducción compulsiva. Interroga a las imágenes y, con obsesión etnográfica, desnaturaliza cada detalle para recomponer su propio relato.
Con referencias pop (series de televisión como la británica Life on Mars o la norteamericana Lost, Youtube, marcas de productos comerciales, modelos de autos, canales de televisión), logra un collage que brinda vida a la historia, la vuelve fresca, y remite, en última instancia, a los comerciales que bombardean durante los partidos de fútbol. Los elementos tradicionales de toda buena crónica periodística (descripción, reconstrucción de escenas, reproducción de diálogos con recupero de las cadencias de cada personaje, análisis contextual, profundización) presentes en Apache. En busca de Carlos Tevez logran que este libro no sea una estricta investigación sobre el fútbol pero, que a la vez, se empape él. Con la insolencia de quien no pertenece a ese mundillo de dinero, gambetas prodigiosas y negociados por doquier, la autora logra un relato que atrapa aún y sobre todo al más detractor de los suplementos deportivos.

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