Tecnofilias que se vuelven Tecnofobias
Adicionando confusión a la idea de una supuesta impertinencia entre arte y tecnología, o a la sorpresa de que se pueda llegar a limitar legalmente el acceso a la cultura -el affaire de la ley Sinde exigida por USA en España así lo ratifica-, y mientras la industria electrónica, gestando grandes negocios, genera una forma inesperada de alfabetización digital masiva que trastoca el poder tradicional de la palabra letrada, la interferencia política y cultural vivida hoy en muchos países del globo, junto al surgimiento de un nuevo tipo de militancia, evidencia la urgente necesidad de repensar nuestro presente.
Aquí un fragmento de "Una confusión de géneros mayúscula", de Alejandro Piscitelli, y más abajo un avance de su última presentación en Burgos (vía lavaca).
"Retrocediendo por encima de la cuarta discontinuidad Turkle sostiene -como lo hicieron los tecnofóbicos de todas las épocas y mas recientemente autores como Paula Sibilia y Christian Ferrer entre nosotros- que proyectar humanidad sobre las máquinas es desconsiderado, transgresivo y finalmente sumamente negativo para nuestra autoimagen como humanidad. Volviendo a sus raíces filopsicoanalíticas de los años 1970, para Turkle apostar a una comunidad con las máquinas es ofrecer una conexión emocional con un dispositivo que al no ser humano, finalmente nos engañará o hará que nos autoengañemos.
Si de otros autores no nos sorprenden perspectivas o actitudes de este tipo, si lo resentimos de Turkle (ya lo había anunciado en un libro anterior sobre la simulación Simulation and Its Discontents, MIT Press (2009)), alguien que supo ser una etnógrafa de la intimidad virtual, alguien que estaba fascinada por el modo como las tecnologías cambian al yo, o quien buscaba crear egos en mundos virtuales para rediseñar las identidades humanas.
Para la-Turkle-modelo-2011, la tecnología en vez de potenciar a la humanidad la anula. En vez de pasar horas con el e-mail, el e-mail estaría robándonos nuestras horas de vida juntos. Tan empalagados estaríamos en nuestras conversaciones tecnólogicas, que ya no podríamos pasar mas tiempo a solas, con nosotros mismos."
Aquí un fragmento de "Una confusión de géneros mayúscula", de Alejandro Piscitelli, y más abajo un avance de su última presentación en Burgos (vía lavaca).
"Retrocediendo por encima de la cuarta discontinuidad Turkle sostiene -como lo hicieron los tecnofóbicos de todas las épocas y mas recientemente autores como Paula Sibilia y Christian Ferrer entre nosotros- que proyectar humanidad sobre las máquinas es desconsiderado, transgresivo y finalmente sumamente negativo para nuestra autoimagen como humanidad. Volviendo a sus raíces filopsicoanalíticas de los años 1970, para Turkle apostar a una comunidad con las máquinas es ofrecer una conexión emocional con un dispositivo que al no ser humano, finalmente nos engañará o hará que nos autoengañemos.
Si de otros autores no nos sorprenden perspectivas o actitudes de este tipo, si lo resentimos de Turkle (ya lo había anunciado en un libro anterior sobre la simulación Simulation and Its Discontents, MIT Press (2009)), alguien que supo ser una etnógrafa de la intimidad virtual, alguien que estaba fascinada por el modo como las tecnologías cambian al yo, o quien buscaba crear egos en mundos virtuales para rediseñar las identidades humanas.
Para la-Turkle-modelo-2011, la tecnología en vez de potenciar a la humanidad la anula. En vez de pasar horas con el e-mail, el e-mail estaría robándonos nuestras horas de vida juntos. Tan empalagados estaríamos en nuestras conversaciones tecnólogicas, que ya no podríamos pasar mas tiempo a solas, con nosotros mismos."
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