"Mi patria es un libro", por Juan Forn

En 1991 hubo un crimen de lo más bizarro en la Universidad de Chicago: un rumano, profesor de Historia de las Religiones, heredero de la cátedra de Mircea Eliade, fue asesinado de un balazo en la cabeza en los baños del campus. Un trabajo profesional (le dispararon con un pequeño calibre 25 desde arriba del tabique que separa los inodoros, el balazo fue tan certero que casi no había sangre cuando encontraron el cadáver) y con alta carga simbólica también (en Rumania relataron así el hecho en un periódico: “La masa fecal de su cerebro fue a parar a las cloacas a las que siempre perteneció”). El difunto profesor se llamaba Culianu, había descollado en su campo desde muy joven, defeccionó en su primera salida a Occidente, desde La Sorbona logró atraer la atención de un compatriota suyo en Chicago, que era la autoridad suprema en su campo: el legendario Mircea Eliade, quien lo invitó a trabajar juntos y delegó en él su cátedra antes de morir. Eliade llevaba cinco años bajo tierra cuando mataron a Culianu. Una de las teorías que investigaba el FBI era que lo hubiera despachado un sicario de la comunidad rumana de Chicago o de la mismísima Securitate (la policía secreta de Ceaucescu que seguía en funciones en Rumania, a pesar de su caída) para evitar que Culianu revelara el pasado fascista de Eliade.


[Continúa en: http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-192794-2012-04-27.html]

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