DECÁLOGO DEL PERFECTO PROVOCADOR



1. Elabórate un disfraz. Pon especial atención en la construcción de la máscara. Recuerda que una buena máscara debe condensar a simple vista los rasgos que más te molestan de tu personalidad.

2. Identifica en la sociedad en la que vives las costumbres y actitudes en las que tu máscara se solaza gustosa, y prepárate para desnaturalizarlas.

3. Deja que la bestia que te habita respire su hiel destruyendo todo lo que encuentre a su paso.

4. No sientas culpa. Recuerda que el odio es la otra cara del amor y que si dedicas tanto tiempo a la faena es porque la faena te importa.

5. Manten tu tarea en secreto. Saborea el anonimato.

6. Deja que el terror se expanda como un virus.

7. Permite que la duda sobre tu verdadero Ser se instale a tu alrededor.

8. Haz que el sujeto civil que aún eres emprenda tareas positivas y reparadoras de la destrucción que tú mismo has generado.

9. Recuerda que tu figura es el oxímoron, que tu arte se asienta en tu capacidad de sostener en simultáneo la contradicción sin que ésta te destruya (lo Apolíneo y lo Dionisíaco, el Bien y el Mal, la Vida y la Muerte). Surfea tu esquizofrenia, no permitas que la ola de tu locura te derribe condenándote al suicidio, al manicomio o al silencio.

10. Intenta que todos estos ítems se reúnan en la “obra” que tu vida y tu nombre propio encarnen. Recuerda que si no logras llegar hasta aquí la ordalía de tu desesperación habrá sido en vano.

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