LA CABEZA DEL MUERTO
IV
Temprano abre el negocio, la cortina
metálica y azul como el recelo
con que el mercader vistió su duelo
en la extranjera ciudad diamantina.
Algunos dicen por allí que es espía,
que vende armas y secretos de guerra,
nadie sabe a ciencia cómo yerra
los oficios de la muerte impía.
–¡Alfombras, alhajas y baratijas,
pañuelos, telas o raros licores:
compre ya para su abuela o su hija!
Grita el mercader mientras mercadea,
bulle la calle del poblado quieto
y la fachada impone su marea.
Temprano abre el negocio, la cortina
metálica y azul como el recelo
con que el mercader vistió su duelo
en la extranjera ciudad diamantina.
Algunos dicen por allí que es espía,
que vende armas y secretos de guerra,
nadie sabe a ciencia cómo yerra
los oficios de la muerte impía.
–¡Alfombras, alhajas y baratijas,
pañuelos, telas o raros licores:
compre ya para su abuela o su hija!
Grita el mercader mientras mercadea,
bulle la calle del poblado quieto
y la fachada impone su marea.
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