VII
Entre los sauces y olmos del jardín,
amorosos siempre se encontraban,
como trinos sus sentir recitaban
hasta que la luna aullaba su fin.
Imposible describir esa dicha
del que ama y es así amado,
más difícil que descifrar los hados
de quien sólo fermenta calma chicha.
Un clavel amarillo y otro blanco,
nocturno hilvana su diadema,
las horas de su esperar estanco,
hasta encontrar a la amada gema,
la niña huérfana de sus amores
por quien al vivir más y más se quema.
Entre los sauces y olmos del jardín,
amorosos siempre se encontraban,
como trinos sus sentir recitaban
hasta que la luna aullaba su fin.
Imposible describir esa dicha
del que ama y es así amado,
más difícil que descifrar los hados
de quien sólo fermenta calma chicha.
Un clavel amarillo y otro blanco,
nocturno hilvana su diadema,
las horas de su esperar estanco,
hasta encontrar a la amada gema,
la niña huérfana de sus amores
por quien al vivir más y más se quema.
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