"El efecto Lavezzi", por Claudia Acuña
Desde el minuto uno estoy dando batalla en los rings de las redes sociales
contra los que señalaron con el dedito a las chicas y chicos, veteranas y
veteranos que expresaron públicamente su deseo por Lavezzi.
Noté que el efecto Lavezzi desnudaba varias cosas, que son expresiones de lo mismo: machismo.
Noté también hasta dónde ese machismo había desarrollado herramientas de disciplinamiento del deseo colectivo.
Noté cómo la universidad, los posgrados y talleres de "género" lograron castrarle al feminismo su potencia subversiva.
Que era ésta: puro y obsceno deseo hecho público, sin mordaza.
Deseo de todo.
Deseo de poder sin límite.
¿Cómo se convirtió esto en una parodia de manual de Inadi?
El movimiento feminista surgió para defender los derechos de las mujeres y esos derechos eran al voto, a igualdad en el trabajo y al sexo libre.
Bien vivir, buen coger.
La tríada es inseparable y si tocan a una, tocan a todas.
La reivindicación del aborto legal no es más que otra manera de decir lo mismo: queremos coger, sólo coger, y sólo a veces y sólo algunas, reproducirnos.
No hay revolución sin deseo.
No hay feminismo sin corpiños revoleados al aire, impúdicos.
Ahora, expertos y expertas en "género" nos advierten que estamos "cosificando" a Lavezzi.
Señoras y señores: a Lavezzi lo cosifica Etiqueta Negra o cualquiera de esas marcas que utilizan nuestro deseo colectivo para dirigirlo desde ese cuerpo hacia los productos pedorros que, seguramente, fabrican con trabajo esclavo.
Estoy como Riquelme esperando escuchar a las y los que denuncian esa cosificación. Estoy como Riquelme, con las manos en las orejas, para detectar las voces que gritan "no a la trata" cada vez que escuchan o ven una publicidad de cerveza, shampoo o petróleo con la cara de la selección, explotada hasta el asco. Eso señores y señoras es cosificación. Y a escala intensiva.
El efecto Lavezzi, en cambio, grita: sacate la camiseta.
El efecto Lavezzi es No Logo.
Sacate las etiquetas, la Fifa, el nacionalismo de cuarta y quedate puro músculo, sudor y garra para que nosotrxs, hombres y mujeres ansiemos juntos orgasmos múltiples para todxs.
Señoras y señores: el feminismo es des-generado.
Luche y vuelve!
(Finalmente, a Lavezzi lo apodan Pocho, como a Perón.)
Publicado en Facebook, por Claudia Acuña, el 27 de junio de 2014.
Noté que el efecto Lavezzi desnudaba varias cosas, que son expresiones de lo mismo: machismo.
Noté también hasta dónde ese machismo había desarrollado herramientas de disciplinamiento del deseo colectivo.
Noté cómo la universidad, los posgrados y talleres de "género" lograron castrarle al feminismo su potencia subversiva.
Que era ésta: puro y obsceno deseo hecho público, sin mordaza.
Deseo de todo.
Deseo de poder sin límite.
¿Cómo se convirtió esto en una parodia de manual de Inadi?
El movimiento feminista surgió para defender los derechos de las mujeres y esos derechos eran al voto, a igualdad en el trabajo y al sexo libre.
Bien vivir, buen coger.
La tríada es inseparable y si tocan a una, tocan a todas.
La reivindicación del aborto legal no es más que otra manera de decir lo mismo: queremos coger, sólo coger, y sólo a veces y sólo algunas, reproducirnos.
No hay revolución sin deseo.
No hay feminismo sin corpiños revoleados al aire, impúdicos.
Ahora, expertos y expertas en "género" nos advierten que estamos "cosificando" a Lavezzi.
Señoras y señores: a Lavezzi lo cosifica Etiqueta Negra o cualquiera de esas marcas que utilizan nuestro deseo colectivo para dirigirlo desde ese cuerpo hacia los productos pedorros que, seguramente, fabrican con trabajo esclavo.
Estoy como Riquelme esperando escuchar a las y los que denuncian esa cosificación. Estoy como Riquelme, con las manos en las orejas, para detectar las voces que gritan "no a la trata" cada vez que escuchan o ven una publicidad de cerveza, shampoo o petróleo con la cara de la selección, explotada hasta el asco. Eso señores y señoras es cosificación. Y a escala intensiva.
El efecto Lavezzi, en cambio, grita: sacate la camiseta.
El efecto Lavezzi es No Logo.
Sacate las etiquetas, la Fifa, el nacionalismo de cuarta y quedate puro músculo, sudor y garra para que nosotrxs, hombres y mujeres ansiemos juntos orgasmos múltiples para todxs.
Señoras y señores: el feminismo es des-generado.
Luche y vuelve!
(Finalmente, a Lavezzi lo apodan Pocho, como a Perón.)
Publicado en Facebook, por Claudia Acuña, el 27 de junio de 2014.
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