"El rostro de Sabella", por Martín Kohan
Cuando Sabella dice que este seleccionado que ahora dirige es ofensivo y por eso se descuida atrás, no lo dice como un elogio. Lo digo como un elogio, de Sabella. Me pregunto qué sentirá frente a los rivales que consiguen hacer contra él, que tiene a Messi, lo que él mismo, con Estudiantes, consiguió hacer contra el Barcelona, que tenía a Messi. Me lo figuro como un director de orquesta convencido de que en un determinado fragmento las que deben predominar son las violas, pero decide que predominen los violines, contra su propia convicción, tan sólo porque se lo impone la evidencia de que los violinistas con que cuenta son mejores que los violistas.
Bielsa y Basile son dos técnicos muy distintos entre sí (no obstante, son anagramáticos, y Sabella no lo es por muy poco). Pese a eso, en sendos mundiales decidieron “morir con la suya”. Sabella encarna un caso distinto: para ir a favor del equipo, es capaz de ir en contra de sí. ¿Por qué aprecio esa flexibilidad? Sin dudas, porque no la tengo. Por ende me la paso escrutando sus rastros en el rostro de Alejandro Sabella. Y ya sea que Argentina resulte campeona mundial o que quede, una vez más, en el camino, no habrá cosa más importante para mí que ésa.
(Publicado en el diario Perfil, el 6 de julio de 2014.)
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