Listas negras

Hoy recomendamos la lectura de esta crónica de Ariadna Castellarnau, "Listas negras" (con fotos de Federico Cossi), publicada en la revista Revista Anfibia. A continuación un pequeño fragmento:


Lo que todo despedido quiere saber es por qué lo echaron. El comunicado oficial del Ministerio de Cultura que justifica el despido de 494 trabajadores afirma: “En su inmensa mayoría se trata de personas que fueron designadas durante la gestión anterior en el transcurso de 2015. Entre el personal desafectado se cuentan decenas de casos de nombramientos producidos en el mes de diciembre, horas antes del cambio de gobierno”.  
Le escribo a Pablo Avelluto, Ministro de Cultura, quien me contesta a las pocas horas pidiéndome que me comunique con la responsable de Prensa. Lo hago. La responsable de Prensa es amable pero tajante. Pero sobre todo es inconmovible, en clara sintonía con un Ministerio que fletó a casi 500 empleados en un solo día. Le digo –midiendo las palabras– que me gustaría saber cómo se tomó la decisión de echar de golpe a tanta gente.
–El Ministerio de Cultura hizo un relevamiento de personal para detectar aquellas trabajadoras y trabajadores que no cumplían con sus tareas o que no tenían tareas concretas.  
Le objeto que muchos despedidos no tuvimos una entrevista personal con las nuevas autoridades. La responsable de Prensa me saca entonces el tema del “crecimiento desmadrado del número de trabajadores” de los últimos tres años y la necesidad de ajustarse a las necesidades reales del Ministerio, algo que ya dijo el Ministro en Radio con vos.   
–¿Y las listas? ¿Por qué se eligió ese método de despido? –pregunto.   
–Los despidos no fueron comunicados a través de listas. Los telegramas se mandaron el día 28 de enero. Que lleguen a destino no depende de nosotros.   
Recuerdo entonces otra de las declaraciones de Pablo Avelluto en el mismo programa de radio. “Ninguna metodología es buena para decirle a alguien que no vaya a laburar”. Cierto –pienso–, pero algunas son legales y otras no.   
Le digo a Mabel Thwaites Rey, profesora titular de la materia Administración y políticas públicas carrera de Ciencia Política de la UBA, que busco una lógica, una explicación, un algo.   
–A diferencia de los 90, cuando el libreto del neoliberalismo era el que imperaba, hoy no hay un libreto unánime ni en la política ni en lo económico. Los despidos son una medida disciplinaria por la vía del desempleo. La forma de quitar fuerza a los trabajadores es ampliar la tasa de desempleo y favorecer la negociación a la baja de los salarios.   
Una nota de Le Dipló firmada por Verónica Ocvirk arroja un dato relevante: en Argentina el empleo público (contabilizando nación y provincias) representa casi el 17% de la población económicamente activa (PEA). Esto nos ubica en los índices de la región y bastante por debajo de países desarrollados y con alto nivel de vida como Noruega (35%), Dinamarca (35%), o Reino Unido (23%).  
Por otro lado, la última década en Argentina se caracterizó por un modelo de Estado con amplia presencia en el plano social y económico, lo cual –es fácil deducir– se ve reflejado en el incremento del número de empleados públicos. De acuerdo al Boletín Fiscal presentado por el Ministerio de Economía en enero pasado, en el tercer trimestre de 2003 el Poder Ejecutivo Nacional contaba con 245.366 empleados, mientras que la cifra en el mismo trimestre de 2014 asciende a 358.491. Esto que algunos llaman “crecimiento desmadrado”, casi nunca se asocia a la siguiente variable: en los últimos años se incorporaron 15 nuevas empresas estatales (se crearon 9 y se re estatizaron otras 6); también se conformaron 12 nuevas universidades nacionales y se constituyeron otros 11 organismos descentralizados.   
En cuanto a los salarios, el informe del Cippec “Evolución y distribución del empleo público en el sector público nacional argentino. Una primera aproximación” señala que si bien se da una elevada heterogeneidad en la distribución de los salarios, el 70% de los empleados del PEN y de los otros entes del Sector Público Nacional está dentro del rango que comprende los 4.000 y 10.000 pesos. Este dato se complementa lo que sostienen Horacio Cao y Maximiliano Rey en el artículo “Planta Permanente” http://www.revistaanfibia.com/ensayo/planta-permanente/, publicado en esta misma revista. Según los autores, “dar de baja el 10% de la de la planta de personal de la administración (pública) centralizada -unas 30.000 personas- no significaría un ahorro superior al 1% del presupuesto”. La razón que subsiste detrás de los despidos no es por lo tanto de índole fiscal, sino ideológica. Aunque, dice Maximiliano Rey: “no hay que confundir las razones ideológicas con la persecución ideológica. Más que echar personas por su filiación política, lo que están haciendo es bajar aquellos programas que no concuerdan con la idea de Estado que tiene este nuevo gobierno. Las cesantías en la Secretaría de Comercio se produjeron, justamente, porque no les interesa tener gente que investigue las cadena de valor”. 

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