Carta abierta de investigadores y becarios del ILH - UBA





Buenos Aires, 10 de abril de 2019
Día del Investigador Científico en Argentina y día mundial de la Ciencia y la Tecnología

El viernes 5 de abril se dieron a conocer los resultados del concurso de ingreso a Carrera de Investigador Científico del CONICET. No sorprendió, en estos tiempos políticos aciagos, la noticia de la reducción feroz de vacantes otorgadas por el organismo. Tras  la acumulación sucesiva de recortes, el número de expulsados es hoy impactante: de los 2595 postulantes, ingresaron solo 450, es decir, 2145 doctores y doctoras formados en el país con recursos del Estado fueron rechazados por la institución para formar parte de su plantel estable de investigadores. Las disciplinas de Literatura, Lingüística y Semiótica fueron las más desfavorecidas: de los 84 aspirantes, entraron solo 4, es decir, un 4,8 %, el porcentaje de ingresos más bajo de todas las comisiones del área de Ciencias Sociales y Humanidades y del resto de las otras tres grandes áreas.
A esta altura no es novedad que el ajuste implementado por el gobierno de Mauricio Macri, disfrazado bajo el eufemismo de reducción del déficit fiscal, está produciendo un gran deterioro en el sector de Ciencia y Tecnología, cuyo Ministerio fue reducido a Secretaría en 2018, y en otras importantes áreas del Estado, como la de Salud y Educación. En ese contexto, los investigadores e investigadoras de las áreas de Literatura, Lingüística y Semiótica vemos día a día profundamente afectadas nuestras posibilidades de producir conocimiento en el país. No solo nos expulsan del CONICET; las universidades, espacios clave de desarrollo científico, también tienen recortados sus presupuestos, lo que hace que muchas de ellas tengan casi congelado el ingreso de nuevos docentes e investigadores. Por otra parte, el atraso del pago de los subsidios de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y su falta de actualización respecto de la pauta inflacionaria obstaculizan todavía más el avance de nuestras investigaciones.
Pero más allá de las consecuencias en términos laborales que sufrimos cotidianamente, los recortes en nuestras disciplinas tienen otra implicancia. En estos últimos tres años en los que gobernó la alianza Cambiemos, se habló mucho de la pérdida de soberanía de nuestro país desde aspectos múltiples: políticos y económicos, tecnológicos, comunicacionales y alimentarios. Creemos que también es nuestra soberanía intelectual y de pensamiento, la soberanía de la imaginación y de la lengua, la que está en juego, agravando y vulnerando aún más la libertad que tienen los sujetos y las comunidades para proyectar y practicar futuros distintos. ¿Qué mejor manera de consolidar la dependencia de nuestra manera de pensar que vedar el estudio del lenguaje y de la producción de ideas, a través de los cuales damos sentido al mundo y también disentimos de aquellos hegemónicos o establecidos? ¿Qué mejor forma de imponer un pensamiento uniformizado que restringir el estudio de nuestras literaturas, americanas e históricamente transoceánicas, donde hallamos nuestra singularidad cultural junto a la fricción de discursos y prácticas que disputan la representación de nuestras identidades?
Preocupados pero atentos, afectados pero activos, los investigadores e investigadoras, becarias y becarios, docentes, trabajadores y trabajadoras del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Buenos Aires manifestamos nuestro apoyo a quienes todavía luchan por mantenerse, dentro y fuera del CONICET, dentro y fuera de la universidades, como investigadores. Por eso, rechazamos las políticas en curso y alentamos la unidad no solo de la ciencia y la tecnología con la vida diaria y futura de Argentina y América sino entre quienes, desde infinidad de lugares distintos, la hacen posible todavía hoy.

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