Un oasis de biodiversidad en las sierras de Balcarce
Son miles de hectáreas rodeadas de cultivos, donde expertos del Conicet analizan las relaciones entre animales y plantas, muy valiosas para mantener el equilibrio ecológico
Lo define como una “isla de diversidad” en un mar de sembrados, y asegura que el lugar necesita contar con un plan de conservación adecuado, porque las amenazas son muchas. Este oasis de biodiversidad al que se refiere el doctor Marcelo Aizen está concentrado a lo largo de doce sierras que abarcan en total varios miles de hectáreas en la localidad bonaerense de Balcarce y alrededores.
Allí, este investigador del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medio Ambiente (INIBIOMA, Universidad Nacional del Comahue- Conicet), trabajó entre octubre de 2009 y mayo de 2010 en la recolección de muestras de diversas interacciones entre especies animales y vegetales, para analizar cómo repercuten en ellas las modificaciones ambientales a las que está sometida el área, en gran parte por los cultivos circundantes, pero también por la presencia de ganado y ocasionales incendios. Del proyecto, participaron además Malena Sabatino, becaria de posgrado, y Jason Tylianakis, profesor de la Universidad de Canterbury, Nueva Zelanda. Las conclusiones obtenidas serán publicadas hoy en la prestigiosa revista Science.
Aquí, más información.
Lo define como una “isla de diversidad” en un mar de sembrados, y asegura que el lugar necesita contar con un plan de conservación adecuado, porque las amenazas son muchas. Este oasis de biodiversidad al que se refiere el doctor Marcelo Aizen está concentrado a lo largo de doce sierras que abarcan en total varios miles de hectáreas en la localidad bonaerense de Balcarce y alrededores.
Allí, este investigador del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medio Ambiente (INIBIOMA, Universidad Nacional del Comahue- Conicet), trabajó entre octubre de 2009 y mayo de 2010 en la recolección de muestras de diversas interacciones entre especies animales y vegetales, para analizar cómo repercuten en ellas las modificaciones ambientales a las que está sometida el área, en gran parte por los cultivos circundantes, pero también por la presencia de ganado y ocasionales incendios. Del proyecto, participaron además Malena Sabatino, becaria de posgrado, y Jason Tylianakis, profesor de la Universidad de Canterbury, Nueva Zelanda. Las conclusiones obtenidas serán publicadas hoy en la prestigiosa revista Science.
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