Re: compromiso de práctica feminista en el arte [3]


---------- Mensaje reenviado ----------
De: Jimena Néspolo
Fecha: 21 de noviembre de 2017, 8:08
Asunto: Re: compromiso de práctica feminista en el arte
Para: Cecilia Palmeiro

Cecilia y compañeras de la Asamblea Permanente de Trabajadoras el Arte, las saludo.

Agradezco la extensa comunicación enviada por el colectivo y suscribo a muchos de los puntos expuestos sobre su ideario: la necesidad de erradicar la violencia machista (que es económica, sexual y simbólica) en las diversas esferas sociales y de visibilizar la producción y el protagonismo de la mujer en este orden; la urgencia por demandar el cumplimiento de una "ley de cupos" de tipo consuetudinario que asegure igual proporción de mujeres y de hombres en todos los espacios de la cultura y del trabajo; el deseo de desnaturalizar conductas patriarcales profundamente arraigadas en las sociedades contemporáneas y concientizar acerca de cómo éstas se reproducen a través de la industria del arte; el objetivo de crear lazos transnacionales capaces de oponer una resistencia firme a un sistema de extractivismo colonial que encuentra en el cuerpo de la mujer la principal –¡y única!– usina de reproducción de fuerza de trabajo cuya explotación debe explicarse en los mismos términos con que el Capital hoy arrasa, expolia y destruye el orden de lo viviente en todo el planeta Tierra.  

Suscribo y adhiero a todo lo expuesto que es lo apuntado, específicamente, en el primer parágrafo del Compromiso…, titulado En relación con la estructura del mundo de arte. En estos términos, cuenten por favor con mi adhesión al llamamiento de la convocatoria al Paro Internacional de Mujeres, fijado para el 8M de 2018.

Dicho esto, por el profundo interés que en mí despierta su apuesta, y para continuar con el diálogo, quisiera advertir algunos problemas conceptuales que encuentro en los demás parágrafos del documento y que su respuesta se obstina en obliterar. Si bien la comunicación del 18/11 asegura que el "el código no cercena la libertad de creación, ni propone la creación de poéticas específicas", los apartados que llevan por título En relación con la carrera artística y la creatividad y Sobre el feminismo artístico y la historia del arte feminista disponen una preceptiva sobre el arte netamente diferenciada. Apunto sólo los verbos imperativos con que se invoca al llamamiento de un hacer común: "busquemos" , "hagamos", "observemos", "cuestionemos", "participemos", "propiciemos", "deroguemos", "eliminemos" se intensifican en la apuesta final que dicta: "No evitemos identificarnos como ´artistas feministas´ o ´historiadoras del arte feministas´ cuando en nuestras prácticas confluyen arte, política y activismo feminista."

Múltiples preguntas surgen en cada uno de los puntos, pero quiero detenerme especialmente en una: ¿No creen que es contradictorio "identificarse como artistas feministas" y aceptar a su vez el punto 36 de este Compromiso que apunta que "el feminismo es un momento dialéctico emancipador para todxs"? ¿Si es un momento dialéctico, y por ende: un momento histórico y contingente, en vez de propiciar la fosilización de identidades ("feministas", "no feministas", "varones heteropatriarcales", "mujeres nucleares", etc.) y buscar la identificación corporativa no debería apostarse a la inclusión de todos los plurales? ¿Cómo sostener un hacer crítico, artístico y consciente con un programa que se quiere "ético" pero que deja deliberadamente afuera de su horizonte al "otro" que construye? 

Las principales corrientes de la filosofía que han pensado el mundo, su mundo, con una exigencia ética, han reflexionado sobre el tema de la identidad, de la libertad, pero principalmente sobre el otro o el distinto de sí. ¿Qué quiere decir esto? Que ningún código ético puede sostenerse sobre una política parroquial que se piensa monolítica, autorregulada y excluyente de la "otredad". La filosofía ética de Emmanuel Lévinas, las teorizaciones de Hanna Arendt, incluso las últimas reflexiones de Judith Butler (Notes Toward a Performative Theory of Assembly) sobre la vida precaria y las performatividad de los cuerpos en las asambleas y marchas piensan en la necesidad de luchar por una concepción abierta de la comunidad en donde la cohabitación con lo no elegido o distinto de sí es condición primera de existencia.

En cualquier caso, me pregunto y les pregunto si es en verdad posible articular nuevos modos de vivir en comunidad con una ética incapaz de pensar la "otredad" como parte constitutiva del "yo".   

A la espera de poder continuar este diálogo a fin de conocer sus pareceres, las saludo amistosamente.


Jimena Néspolo  

--
Revista Boca de Sapo

Casilla de Correo n°60
Pedro Lagrave 451, CP (1629)
Pilar, provincia de Buenos Aires
Argentina

Comentarios

Entradas populares